Los Doppelgänger Neuróticos de EGM

JAVIER CANDELLERO › THE MILKY PAMPA GUY

Nació en Morteros, Córdoba, un día de agosto de 1961. Morteros es una ciudad llena de piamonteses que, cuando no esquivan tornados, se juntan a hablar a los gritos y a comer asados que compran en la carnicería del Dago y la Doris Candellero.

Hijo del Soho de la pampa láctea, va y viene entre extremos, indeciso como cachorro. Entre Marisa Tomei y Scarlett Johansson, por ejemplo, eligió ser sólo amigo de la rubia.

En lo laboral es más indeciso aún: arquitecto, diseñador gráfico y dibujante, ilustrador, guionista y cineasta, historietista y pintor. Ha ilustrado libros, revistas, periódicos y hasta publicaciones para niños.

La huida (técnica mixta)

Premiado como pintor, dibujante, diseñador y guionista, trabajó en Cinco Días, Diario16 y Playboy en España y para diversos medios argentinos. Actualmente está al frente de Editorial La Luna, que publica suplementos de juegos y entretenimientos en Argentina y diseña portadas para suplementos del periódico La Voz del Interior.

La orquesta (dibujo a tinta)

Curiosamente, hizo todo eso siendo demasiado amargo y escurridizo. Elude las fotos y no le gusta que hablen de él. La simpleza campera le queda mal, pero el tipo insiste. Alguien lo recompensará; yo no.


La playa (técnica mixta)

Un solo dato escapa a su sempiterna indecisión: es hincha de Belgrano de Córdoba. Dice que porque todos sus amigos se hacían de Talleres y a él nunca le crecieron plumas. La taxonomía se completa con cierto regusto por la derrota, pues viviendo en Madrid se hizo furibundo seguidor del Aleti.

Como es aburrido y no pasa más letra, aquí concluye su BIO.

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Agregados del Sr. Candellero:

a) Para quienes no conocen Córdoba, debemos decir que Morteros es una ciudad cercana a Las Varillas aunque mucho más glamorosa. Esto es evidente al comparar a sus hijos dilectos distribuidos por el mundo.

b) No soy bloguero y jamás tendría un blog propio por eso quisiera cerrar este texto con una bonita frase de Coppola —no Francis sino Guillote—: “Lo hago sólo por amor al Diego”.



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MIGUEL ANGEL CANDIA CEBALLOS › SIGNORE SIDDHARTHA

Su visión de la fotografía no encierra pompa filosófica: no sabía qué estudiar. Quería ser pintor, pero vio que era más fácil apretar un botón.

Es Miguel Ángel por il signore Buonarroti. Si no fuera así, se llamaría Siddhartha. Siddhartha Candia tendría, con seguridad, un lugar en una telenovela venezolana o un cuento de Junot Díaz.

Miguel Candia (by Candia)

Nació en Santiago, un día de diciembre de 1969. Meses después del berrido inaugural, a diez kilómetros de su casa, un señor llamado Salvador Allende trasponía la puerta mayor de La Moneda. Miguel no lo conoció y creció con su némesis, un tal Augusto Pinochet Ugarte, de profesión dictador.

Es marciano, habitante del políticamente incorrecto Planeta Rojo. En Chile, ser rojo asusta poco. Ser marciano sí, porque te acerca a los argentinos.

Estudió fotografía publicitaria. Figurativamente, le ha disparado a casi todo cuanto ha visto. Querubines rubios en la Maestranza San Bernardo. Botellas de carménère, lomos de libros, bolsas de supermercado.

Me retrató a mí, en blanco y negro, y a Antonio Skármeta, el señor con sonrisa de abuelo de publicidad, a color. Todos ustedes saben por cuál foto lo persigue la fama.

Sus trabajos han ido a dar a las páginas de Institutional Investor y The New York Times (EEUU), Expansión (México) y Veja (Brasil).

Zeca Barreto (by Candia)

Ya con un callo en la planta entró al décimo piso de Avenida Apoquindo 4499 y empezó a disparar. De tanto crimen en papel mate, lo nombraron editor de fotografía de América Economía.

Dice que la mejor foto sigue encerrada en su mollera pero que no hay obra que vaya a superar a sus hijos.

Dejaría luces y cámaras por sólo tres cosas: ser el actor porno mejor pago de Suecia, músico (jamás rock star) o millonario. Vaya tipo más listo.

En una vida pasada fue alemán y nada más resignaría vivir en Berlín si se le cruza la magia de Salvador de Bahia. Mientras, vive en Santiago. Vaya tipo más listo.

Antonio Skármeta(by Candia)

A los once años se creía Darth Vader y a los veinte era rebelde. Una vez se peleó con un policía. Ahora lleva barba candado y dice haber despertado a su conciencia para encontrar al mero mero en sí mismo.

Lee a Osho —y es buena gente.

Escucha new wave, electrónica, clásica y jazz. Todo él encaja en esta estrofa: “Tiene un radio para vivir / Estamos como el amor / que se echa a perder / violando todo lo que amamos / para vivir”.

Tenía por héroe infantil a Ultra Seven y su cresta cortadora de monstruos. Sus hijos lo reconvirtieron a la iglesia de Billy & Mandi, los gurúes de la risa de Cartoon Netwoork. (Nunca dejamos de ser niños.)

Mike-Miguelius es un gran Miguelito mafaldeano.



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LEONOR PEREZ › LA CHICA DE LOS GATOS

A fines de 2008 cambió Chile por México y con ella se fue ella misma. O sea, el poblado imaginario infantil donde se domicilian sus ilustraciones.

En Ciudad de México halló recuerdos de Santiago: un centro mágico y de arquitecturas emocionantes, gatos como Tito y Minimí —que sucedieron a los chilenísimos Nube, Renca, Laura y Petunia— y ventanas.

EL MUNDO SIN PAREDES DE UNA MUJER SANTIAGUINA

El periplo del autoconocimiento

Las ventanas son importantes en la vida de Leonor.

Ventana 1) Cuando pequeña, en la comuna La Florida, al sur de Santiago, veía enfrente una acequia con un sauce llorón y la cordillera majestuosa después de las lluvias nocturnas. (No lo sabía entonces, pero así se define la palabra embeleso cuando niño.)

Ventana 2) Su taller santiaguino se enfrenta a las ventanas traseras de otros edificios. Una anciana reza y lee a diario, sentada en la cama. Leonor la mira de reojo; la mujer la mira a ella.

Ventana 3) Su ventana mexicana, nueva síntesis de munditos y rutinas, tiene debajo una taquiza que inunda la calle con rumores y aromas y un edificio semi abandonado al lado. De tanto en tanto, allí se encienden unas luces y se apagan otras.

RACCONTO D' ARTISTA

El susurro

Lápices y crayolas de Artel, Garan Dache y Faber Castell le cayeron en las manos cuando niña. Su primer encuentro con la fama fue un dibujo de Ester, la señora que la cuidaba. Hizo saltar de la emoción a tías, madre y vecinos.

Fastforward: Su mamá la llevaba a menudo al Museo de Bellas Artes pero ella encontró maravillas más a menudo en los libros infantiles ilustrados. Pause: Fue maestra de niños y dirigió un taller de pintura por varios años. Avanza un cuadro: De la angustia de la tela en blanco pasó a diseñar juguetes didácticos. Avanza dos y play: La madera y el aserrín la devolvieron en 2005 a la ilustración, donde siempre quiso estar.

MICRO-BIO FORMALISTA

Nostalgia

Licenciada en Arte con mención en Pintura y Pedagogía en Artes Visuales de la Universidad Católica de Chile, llegó a México para diplomarse en ilustración en la Casa del libro de la UNAM. Distinguida en grabado en España y con varios premios en Chile.

Sus ilustraciones han coloreado libros infantiles y escolares de Santillana, Alfaguara, Norma y Sol y Luna de Chile y de la editorial Oxford, en México. Diversas exposiciones la tuvieron en sus salas. Forma parte del Colectivo de Ilustradores de Chile y del Colectivo Minga, que creó en 2007 con otras cinco ilustradoras chilenas. Mantiene su propio blog, Las rayas del gato.

HALLAZGOS EN EL LIBRO DE MANCHAS DE LEONOR PEREZ

  • Pasión por los artistas que crean atmósferas afectivas capaces de mover tu barriga. Lista corta, a saber: Rembrandt, Hopper, Amedeo Modigliani y Henriette Petit; Gabriel Pacheco, Nicoletta Ceccoli, Octavia Mónaco y Rebecca Dautremer.

  • Una pérdida del aliento: la visión de la animación “Les Triplettes de Belleville”, de Sylvain Chomet.

    El trono de Diego
  • Una rutina que incluye: comer para concentrarse, ordenar la mesa de trabajo, fumarse un Kent e iniciar la chamba a las 9.00 AM. Siempre —es neurótica.

  • Un oído que sabe recorrer, a diario, a Bowie, Cerati, Los Tres, Lucybell o Air. (Y últimamente a Kevin Johansen y la “Go Slowly” del “Rainbows” de Radiohead.)

  • Le gustan harto el acrílico y los collages; fan declarada del Photoshop.

  • Un gran día en la vida de Leonor Pérez no necesita más que una emoción. Puede ser por ver una película, como “La vida secreta de las palabras”, de Isabel Coixet. O por dejarse llevar por la belleza de lo viejo.

  • Un mal día puede tener algo o todo de lo siguiente: gente indolente, desapasionada, descomprometida y conformista; ruido y malos olores, tráfico en la calle y colas en los bancos. Una visita a un mall; una mortal pérdida de tiempo. Escuchar un discurso de cualquiera que haga discursos. Un vecino de ego enorme.

  • En su estudio hay una mesa de trabajo típica —ergo, desordenada— con papeles y cartones por doquier, cajas y frascos de lápices, acrílicos Van Gogh y paletas para mezclar, cinta adhesiva, cortantes y pinceles. Al centro, su Dell; algo más allá un escaner; más acá, el cenicero. La Mono y El Nacho

  • Frase (circunstancial) de cabecera: “La vida es breve”. Ay.

  • Cuando el cuerpo le pide escuchar a Chopin, sus dibujos viven y a ella le tiembla el alma.

  • Hace lo que siempre quiso, pero no está completa. Una deuda: ilustrar “Luchín”, la canción de Víctor Jara. Leonor desea lograr que las imágenes representen la poesía. Es una batalla personal.

  • Meme de tres patas: 1) Melancólica, perseverante y rigurosa. 2) Alucinada con el existencialismo de Fellini, el gato de Liniers, 3) Chica irritable: nacida en luna llena con eclipse, en ocasiones, aúlla.

  • Nostalgia” y “El susurro”, parte de un proyecto personal, están entre los dibujos que más la conmueven.

  • Su vida carece de héroes: sólo hay mar. Inmenso, aromático, ondulante.